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Mostrando entradas de enero, 2013

El amor después del amor (Derek Walcott)

El tiempo vendrá cuando, con gran alegría, tú saludarás al tú mismo que llega a tu puerta, en tu espejo, y cada uno sonreirá a la bienvenida del otro, y dirá, siéntate aquí. Come. Seguirás amando al extraño que fue tú mismo. Ofrece vino. Ofrece pan. Devuelve tu amor a ti mismo, al extraño que te amó toda tu vida, a quien no has conocido para conocer a otro corazón,  que te conoce de memoria. Recoge las cartas del escritorio, las fotografías, las desesperadas líneas, despega tu imagen del espejo. Siéntate. Celebra tu vida. Derek Walcott

Grave, profunda, rasgada, dañina...

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Cesar Santos A Little Help Juliet
El joven discípulo de un filósofo sabio lo visita y le dice: - Maestro, un amigo tuyo estuvo hablando de usted con malevolencia. - ¡Espera! lo interrumpe el filósofo ¿Ya hiciste pasar por las tres rejas lo que vas a contarme?  - ¿Las tres rejas?  - Si. La primera es la verdad. ¿Estás seguro de que lo que vas a contarme es absolutamente cierto? - No. Lo oí comentar a unos vecinos. - Al menos lo habrás hecho pasar por le segunda reja, que es la bondad. ¿Es bueno para alguien lo que me vas a decir? - No. en realidad no. Al contrario ... - La última reja es la necesidad ¿Es necesario hacerme saber lo que tanto te inquieta? - A decir verdad, no. - Entonces, dijo el sabio sonriendo, si no es verdadero, ni bueno, ni necesario, sepultémoslo en el olvido. Sócrates

Poema "El siglo" de Amado Nervo

El signo No hables a todos de las cosas bellas esenciales.  No arrojes Margaritas a los cerdos. Desciende el nivel de que interlocutor, para no humillar ni desorientar.  Se frívolo con los frívolos...; pero de vez en cuando, como sin querer, como sin pensarlo, deja caer en su copa, sobre la espuma de frivolidad, el pétalos de rosa del Ensueño.  Si no reparan en el, recogerlo y vete de su lado, sonriente siempre: es que para ellos aún no llega la hora.  Mas, si alguien coge el pétalo, como a hurtadillas, y lo acaricia, y aspira su blando aroma, hazle enseguida un discreto signo de inteligencia...  Llevale después aparte; muestra de alguna o algunas flores milagrosas de tu jardín; háblale de la divinidad invisible que nos rodea... Y dale la palabra del conjuro, el ¡Sésamo, ábrete!, de la verdadera libertad. Amado Nervo

A galopar, a galopar hasta enterrarlos en el mar.

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Las tierras, las tierras, las tierras de España, las grandes, las solas, desiertas llanuras. Galopa, caballo cuatralbo, jinete del pueblo, al sol y a la luna. ¡A galopar, a galopar, hasta enterrarlos en el mar! A corazón suenan, resuenan, resuenan las tierras de España, en las herraduras. Galopa, jinete del pueblo, caballo cuatralbo, caballo de espuma. ¡A galopar, a galopar, hasta enterrarlos en el mar! Nadie, nadie, nadie, que enfrente no hay nadie; que es nadie la muerte si va en tu montura. Galopa, caballo cuatralbo, jinete del pueblo, que la tierra es tuya. ¡A galopar, a galopar, hasta enterrarlos en el mar! Rafael Alberti.