" ¿Se pueden inventar verbos? Quiero decirte uno: yo te cielo, así mis alas se extienden enormes para amarte sin medida. Siento que desde nuestro lugar de origen hemos estado juntos, que somos de las misma materia, de las mismas ondas, que llevamos dentro el mismo sentido. Tu ser entero, tu genio y tu humildad prodigiosas son incomparables y enriqueces la vida. Dentro de tu mundo extraordinario, lo que yo te ofrezco es solamente una verdad más que tú recibes y que acariciará siempre lo más hondo de ti mismo. Gracias por recibirlo, gracias porque vives, porque ayer me dejaste tocar tu luz más íntima y porque dijiste con tu voz y tus ojos lo que yo esperaba toda mi vida." Fragmento de una carta escrita por Frida Kahlo a Carlos Pellicer. Noviembre de 1947.
Donde fuiste feliz alguna vez no debieras volver jamás: el tiempo habrá hecho sus destrozos, levantando su muro fronterizo contra el que la ilusión chocará estupefacta. El tiempo habrá labrado, paciente, tu fracaso mientras faltabas, mientras ibas Michael Tylor ingenuamente por el mundo conservando como recuerdo lo que era destrucción subterránea, ruina. Si la felicidad te la dio una mujer ahora habrá envejecido u olvidado y sólo sentirás asombro -el anticipo de las maldiciones. Si una taberna fue, habrá cambiado de dueño o de clientes y tu rincón se habrá ocupado con intrusos fantasmagóricos que con su ajeneidad, te empujan a la calle, al vacío. Si fue un barrio, hallarás entre los cambios del urbano progreso tu cadáver diseminado. No debieras volver jamás a nada, a nadie, pues toda historia interrumpida tan sólo sobrevive para vengarse en la ilusión, clavarle su cuchillo desesperado, morir asesinando. Mas sabes que...
"Mi novia dice que alguien en Estados Unidos ha inventado una pastilla que hace que no te sientas Terry Strickland solo. Lo oyó ayer, en la cápsula informativa Sesenta segundos de la emisora del ejército, y ya le está enviando una carta urgente a su hermana para que le compre un cargamento y se lo mande por correo. En Sesenta segundos dijeron que en la Costa Este la venden en todos los comercios y que en Nueva York ya ha causado furor. Viene en dos presentaciones: en gotas o en aerosol. Mi novia lo ha pedido en gotas, porque puede que no se quiera sentir sola, pero lo que no quiere es dañar la capa de ozono. Las gotas te las echas en el oído y al cabo de veinte minutos dejas de sentirte solo. Actúan químicamente sobre no sé qué zona del cerebro, habían explicado por la radio, pero mi novia no lo había entendido bien. Porque no es que sea precisamente Madame Curie, mi novia, y yo hasta diría que es un poco boba. Se pasa el día sentada pensando en que le voy a ser infiel...
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