Donde fuiste feliz alguna vez no debieras volver jamás: el tiempo habrá hecho sus destrozos, levantando su muro fronterizo contra el que la ilusión chocará estupefacta. El tiempo habrá labrado, paciente, tu fracaso mientras faltabas, mientras ibas Michael Tylor ingenuamente por el mundo conservando como recuerdo lo que era destrucción subterránea, ruina. Si la felicidad te la dio una mujer ahora habrá envejecido u olvidado y sólo sentirás asombro -el anticipo de las maldiciones. Si una taberna fue, habrá cambiado de dueño o de clientes y tu rincón se habrá ocupado con intrusos fantasmagóricos que con su ajeneidad, te empujan a la calle, al vacío. Si fue un barrio, hallarás entre los cambios del urbano progreso tu cadáver diseminado. No debieras volver jamás a nada, a nadie, pues toda historia interrumpida tan sólo sobrevive para vengarse en la ilusión, clavarle su cuchillo desesperado, morir asesinando. Mas sabes que...
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