Ya habrá tiempo para el juego de estudias o trabajas, cómo tú por aquí, qué tal tu hermano, tu padre, tu perro, dónde vives, qué te gusta, viste esa película -pues a mí me sorprendió-, si prefieres la comida china o la italiana, el whisky en vaso bajo, eres abstemia, practicas la gimnasia rítmica, la Ouija, o si has estado o no en Londres o París. Ya habrá tiempo de mi amor, mi vida, tiempo para el calor o la ternura, el dulce recogimiento postcoital, el cigarrillo de tu marca favorita, una copa de vino o un café con leche, confidencias susurradas al oído en la penumbra de la habitación. Ya habrá tiempo para el asco, la desidia, los gritos, las palabras malsonantes, platos rotos, lágrimas, consuelos, encuentros, desencuentros, misivas de odio o de rencor, si es que así la vida nos lo exige y esto no se queda en las cenizas de una noche que se quema aquí y ahora, entre los fuegos fatuos de una estúpida comedia programa por dictam...